Por Eva Moreta Martín, beca Fulbright 2019/2020 como lectora de español en Ursinus College, Pennsylvania
Quién no se ha imaginado alguna vez trabajando en las Naciones Unidas, en una de esas imponentes salas de reuniones tomando decisiones para mejorar el mundo, debatiendo o interpretando los discursos de grandes personalidades. Yo era (y soy) una de esas soñadoras. La primera vez que tuve la oportunidad de estar en una sede de la ONU fue con 17 años, en Ginebra, de viaje con mi instituto, y solo con pisar ese suelo me sentía afortunada. Esa visita avivó mi ilusión por poder trabajar allí algún día. Siete años más tarde, y gracias a la beca Fulbright, volví a recorrer los pasillos de este organismo internacional, pero en su otra sede, la de Nueva York, y en otras circunstancias: en calidad de intérprete.
Que la beca Fulbright es más que una beca no se dice por decir y cuando en enero recibí ese correo en el que se anunciaba que se buscaban intérpretes voluntarios para un evento en la sede de las Naciones Unidas en Nueva York, lo vi claro. Además, habiendo estudiado traducción e interpretación, no daba crédito a la oportunidad que se presentaba ante mis ojos. Quería estar a la altura, así que los días previos a la cita practicaba la interpretación por las noches, aunque luego vi que podía haberme relajado un poco más.
El día del evento fue un día lleno de emociones, empezando por el reencuentro con otros FTLA de francés que conocí en la conferencia de Washington D.C. y que también iban a interpretar. Estábamos todos hechos un manojo de nervios, pero teníamos mucha ilusión. El evento, organizado por la ONG del Comité de Desarrollo Social y titulado “Affordable housing and social protection systems for all to address homelessness”, reunía a dirigentes de diferentes organizaciones de países de todo el mundo, como Argelia, Bolivia, Costa de Marfil, India, Irlanda, Nigeria, Uruguay… Joanna Padgett Herz, una de las organizadoras del evento, nos brindó un trato muy especial y nos hizo sentir muy a gusto desde el primer momento. Una vez solas en la cabina de interpretación la tensión volvió a subir, pero en cuanto el evento arrancó, todo fue sobre ruedas. Trabajar con mis compañeras de equipo María Pía Maiti y Amalia Ordóñez Vahí fue todo un placer. Además, ver que, gracias a ti, los asistentes entendían el discurso y que los ponentes comprendían las preguntas era una sensación muy gratificante. Tradujimos del inglés al español y viceversa, aunque yo también tuve la oportunidad de interpretar del francés al español y experimentar de español a francés, todo un desafío. Y es que las más de 5 horas que duró el evento se me pasaron volando, siempre con ganas de que me tocara el turno de interpretar. Puede que no todo fuera perfecto, pero pusimos toda nuestra ilusión y esfuerzo en ello. Y eso es, al final, lo más importante, pues no buscaban profesionales, sino jóvenes voluntarios con ganas de dar todo de sí mismos.
Gracias, Fulbright, una vez más, por hacer realidad nuestros sueños.
Eva Moreta Martín
Tiene una beca Fulbright FLTA 2019-2020 en Ursinus College, Pennsylvania