Lo (in)visible de la COP

Pablo Rodríguez Ros tiene una beca Fulbright  de Ampliación de Estudios para hacer investigación de cara a su tesis en el Scripps Institution of Oceanography, University of California San Diego (UCSD). Estando allí le surgió la oportunidad de venir a Madrid a la Cumbre del Clima como observador “internacional” dentro del equipo de la UCSD y la Comisión Fulbright le financió el viaje.

Del 2 al 13 de diciembre de 2019, he tenido el privilegio de asistir como observador internacional acreditado por la ONU a la denominada «Cumbre del Clima» de Naciones Unidas que ha tenido lugar en Madrid. Oficialmente se denomina Conferencia de las Partes (COP) que es el órgano de decisión supremo de la Convención Marco de Naciones Unidas sobre cambio climático (UNFCCC, por sus siglas en inglés). Inicialmente, dicho evento debía desarrollarse en Chile pero debido a la gran crisis política y social que vive el país España se ofreció a albergarlo.

En un evento de este tipo uno se encuentra practicamente de todo. Desde políticos más o menos dispuestos a llegar a acuerdos, científicos que asesoran e intentan hacer de la diplomacia científica una herramienta útil, ONG’s que apoyan y muestran su trabajo, etc. Sin olvidarnos de los varios miles de periodistas que vienen desde casi todos los rincones del mundo para cubrir un evento de este tipo. Y es que no podemos olvidar que aquí está en juego el futuro de nosotros como sociedad. Y no me refiero a que vayamos a una extinción ni otros escenarios apocalípticos, sino que en este tipo de encuentros es donde debemos decidir qué queremos ser como sociedad global. Y, por supuesto, cómo queremos que sea nuestra relación con el medio natural. Para ello, obviamente, en estos eventos también se requiere la presencia de empresas que deben de demostrar que su implicación en la lucha contra el cambio climático es una realidad y no una mera campaña de «GreenWashing», lo cual no siempre sucede.

Por mi parte, asistí como integrante de la delegación de la Universidad de California. Desde Scripps Institution of Oceanography mostramos a todas aquellas personas interesadas, desde políticos europeos hasta indígenas amazónicos, qué tipo de ciencia hacemos en nuestro día a día y cómo esto nos ayuda a comprender un poco mejor cómo funcionan algunos procesos de nuestro planeta. Resulta sorprendente ver que la ciencia y la tecnología tienen un potencial enorme para solucionar problemas en lugares lejanos a donde han sido concebidas. Así, la instrumentación oceanográfica utilizada en la costa de California puede ser adaptada para poder solucionar problemas de contaminación del agua en lugares como Brasil. Por otro lado, los científicos también hemos participado en algunos debates de la toma de decisiones como en otras actividades en paralelo que se han realizado durante la COP25.

Mientras escribo estas líneas volviendo a California, la COP25 está llegando a su fin sin los compromisos ambiciosos necesarios para no superar el aumento de temperatura media global de 1,5ºC. En base a lo que dicen los informes científicos del IPCC (Panel Intergubernamental para el Cambio Climático), estamos seguros de que se nos acaba el tiempo. Haciendo un símil futbolístico podríamos decir que estamos en la prórroga, en el minuto 116, como cuando Iniesta metió el gol decisivo para la victoria de la selección española en el Mundial de 2010. Sin embargo, Iniesta esta vez no ha aparecido y nuestra última esperanza es al tiempo añadido de la prórroga, es decir, a la siguiente COP, la COP26, que tendrá lugar en Glasgow en 2020.

Pablo Rodríguez Ros | PhD Candidate

Visiting Graduate Scholar | Fulbright Spain Fellow

Integrative Oceanography Division

Scripps Institution of Oceanography

University of California San Diego (UCSD)

Personal website: rodriguezrospablo.com