«Si España no quiere saber nada de mí, yo tampoco quiero saber nada de ella». Una frase contundente que refleja una situación de hastío en la que se encuentran muchísimas personas jóvenes y preparadas. En el especial «Preparados» de El País leo esta frase precisamente de una exbecaria Fulbright, quien señala el camino de volverse a marchar y esta vez sin billete de vuelta para tener un mejor futuro profesional.
En un país en el que una de las salidas más frecuentes es tener una beca que esconde lo que debería ser un contrato y donde la mano de obra se abarata por acumulación y por falta de ética empresarial (y política en primera instancia)…¿qué salidas quedan? Emprender tu vida en otro lugar. Un informe de Adecco indicó que más de 120.000 españoles se han marchado de nuestro país en los dos últimos años, y la mayoría responde a un perfil determinado, entre 25 y 35 años y con un alto nivel de preparación. A estos datos se suman los informes y estudios que señalan que España está a la cabeza en el desequilibrio entre cualificaciones y nivel de exigencia del puesto de trabajo, es decir, que los licenciados españoles no encontrarán trabajo acorde con su nivel de preparación (en tareas y por tanto remuneración) tan fácilmente. Según datos del informe ‘Panorama de la Educación 2010’, un 44% de los licenciados entre 25 y 29 años tienen trabajo de cualificación inferior a sus estudios, frente a la media del 23% de la OCDE. Y obviamente cobran bastante menos (aunque en Canadá y EEUU no es que vayan las cosas mucho mejor como muestra la gráfica que acompaña este post y que procede de The Economist, al menos cobran el doble).
Triste, muy triste. Y preocupante (no tanto para el que se va sino para el futuro del país). Mientras, sigamos con todos esos marcos millonarios para estimular la creación y la innovación…no se sabe dónde.