Mi nombre es María Teresa Olmedilla, y fui una de las cinco personas que recibió la beca Ministerio de Cultura / Fulbright para la ampliación de estudios artísticos en EE. UU. durante el período 2023/2024. Mi beca específicamente pertenecía a la especialidad de Artes Escénicas y mi destino fue el Boyer College of Music and Dance, que se encuentra integrado dentro de Temple University en Philadelphia, Pensilvania.
Voy a intentar resumir en líneas generales lo que ha significado personal y profesionalmente esta experiencia para mí, pero también me gustaría ayudar con mi testimonio a otras personas que se encuentren en fase de querer emprender una aventura tan grande como esta, o estén realizando los primeros trámites de este proceso.
Lo primero que recuerdo es que, en mi caso, tuve que lidiar bastante con el famoso “síndrome de la impostora”. Quiero empezar por aquí porque todo el mundo vincula la obtención de la beca con una cierta idea de éxito y plenitud, pero la realidad puede ser que durante un tiempo se puedan sentir emociones desconcertantes y de bastante confusión. Yo literalmente no podía creerlo, y en mi mente siempre estaba rondando la idea de que iba a aparecer algún “trámite burocrático insalvable” porque esto “no podía estar pasándome a mí”. Realmente creo que hasta el día que cogí el avión y aterricé en Philadelphia, no pude “empezar” a procesarlo. Y uso el término empezar porque ese síndrome no desaparece de repente, ha aparecido a lo largo de esta experiencia durante muchas ocasiones, aunque afortunadamente he ido consiguiendo mantenerlo a raya y frente al peso de los hechos objetivos, acaba por desaparecer. La edad, me concedieron esta beca con 39 años, también ha sido en mi caso un aliciente para sentir en determinadas ocasiones que estaba “llegando tarde” a esta experiencia. Pero esto no es cierto, y además agradezco mucho desde aquí al Ministerio y a la Comisión Fulbright por ser tan plurales en este sentido y saber apreciar que las trayectorias artísticas son complejas, y requieren de una especialización y un desarrollo artístico profesional en muchas ocasiones, de larga duración.
Así que, si has recibido esta beca es porque te la mereces y estás preparado para compartir toda tu experiencia previa en un contexto completamente diferente al europeo. Creo que esto es uno de los alicientes más enriquecedores y complejos del programa. Las formas de producción, distribución y creación de las artes en EE. UU. son completamente diferentes a las que podemos encontrar en España, Portugal o Francia, pero es realmente interesante posicionarse en ese contexto como artista y replantearse muchas cuestiones fundamentales. El ambiente académico y de investigación es muy plural, muy internacional y te permite tener una mirada más global de los asuntos contemporáneos en cuanto a la investigación que rodea a las artes. Sí, investigación en artes escénicas. Sé que para cualquier español esto resultará extraño, porque al pertenecer los centros superiores de teatro, danza y música a un régimen superior especial, no estamos tan vinculados con el marco de investigación propio de los estudios de doctorado, que tanto abundan en EE. UU. Aquí esa oportunidad no sólo existe, sino que tiene un desarrollo y una tradición amplísima y creo que es uno de los horizontes más interesantes a explorar en este país.
A lo largo de estos nueve meses he hecho muchísimas cosas que ni siquiera podía llegar a imaginarme cuando me concedieron la beca: he conocido a multitud de personas interesantísimas, he asistido a muchos ciclos de conferencias sobre artes, he creado, he leído y he escrito muchísimo. También he conocido personalmente a artistas que admiraba desde hace tiempo, y he descubierto a muchos otros en persona, a veces por casualidad… En EE. UU suceden cosas, todo el tiempo y más si estás a atenta al tránsito entre creadores entre Philadelphia- New York.
Pero algo que me ha parecido realmente maravilloso, teniendo en cuenta la precariedad que en muchas ocasiones acompaña las trayectorias artísticas en España, es haber sentido que he podido dedicarme por completo a mí formación y desarrollo durante este año. Es un proceso de inversión que da sus frutos y que además se reconoce con bastante claridad si en este contexto americano eres capaz de esforzarte e involucrarte en el marco académico.
En mi caso, he recibido un trato magnífico por parte de mi tutor y de todos los docentes con los que he tenido la oportunidad de colaborar, he sido acogida por la Orquesta Sinfónica de la Universidad con los brazos abiertos, he podido tocar en el impresionante Kimmel Center de Philadelphia, he recibido el premio al Mejor Proyecto de Arte por la Facultad de Cine y Media de Temple University, y he sido seleccionada para la única beca en estudios de doctorado dentro del departamento de danza de Boyer College.
Jamás podría haber imaginado que conseguiría tantas cosas el día que tomé ese avión, así que por favor os pido que confiéis en vosotros mismos muchísimo y le echéis mucha alegría y mucha implicación porque pueden suceder cosas realmente extraordinarias, a pesar de los momentos de añoranza y adaptación que también hay que transitar.
Una última cosa, Philadelphia es una ciudad maravillosa con personas increíbles que están ahí para ayudarte y acompañarte en esta aventura. Lo único que sucede es que ese proceso es complejo y requiere de tiempo, pero acaban por aparecer. Paciencia y confianza son dos grandes aliadas en este proceso, este cambio, que va desde lo académico y lo profesional, hasta lo profundamente vital.
Gracias a todas las personas que me han acompañado en esta aventura.
Mayte Olmedilla. Beca Fulbright / Ministerio de Cultura 2023