Escribo esto a 10.050 metros de altura, en un avión de vuelta a Madrid desde Nueva York. Hace cuatro meses estaba haciendo las maletas para comenzar la experiencia Fulbright al otro lado del océano, y hoy acaba el primer semestre del Master de Periodismo que estoy estudiando en Columbia University. ¿Cómo han podido suceder tantas cosas en tan poco tiempo? En los últimos meses he estrechado la mano de Madeleine Albright, he visto llover billetes en la Asamblea General de la ONU, y hablado de los mosquitos con un neozelandés. Intentaré contaros algunas de estas historias.
La universidad, o el «Fear Of Missing Out»
Lo único malo de estudiar en una universidad americana, y además en Nueva York, es que se acaba sufriendo FOMO («Fear Of Missing Out», miedo de estar perdiéndose algo), ese síndrome padecido por millones de millennials alrededor de todo el planeta. Por cada conferencia o lecture a la que asistes, hay otras diez más sucediendo a la vez con ponentes igual o más interesantes. ¿Voy a la ponencia de la exdirectora de The New York Times, o a la del periodista que acaba de regresar de Malasia y ha publicado un libro? ¿Me dará tiempo en 10 minutos a llegar desde la intervención de una ONG en Battery Park (es decir, al sur de Manhattan) hasta la charla del Committee to Protect Journalists en el campus (es decir, ¡a 20 paradas de metro!)? Estudiar aquí es una de las mejores experiencias que se pueden tener, como coincidirán la mayoría de los becarios Fulbright. No sólo por las clases y los profesores, que ya son fantásticos de por sí, sino por las infinitas oportunidades que surgen alrededor. Sólo con caminar por el campus se puede respirar el ambiente tan positivo y enriquecedor que flota en el aire.
Vivir en Nueva York
Esta ciudad es un lugar de contradicciones. Gente desconocida entabla animadas conversaciones en el metro, si vas paseando un perro bonito (o cualquier animal mínimamente adorable) te acabará parando más de un neoyorquino para pedirte acariciarlo, y cualquier persona estará encantada de darte indicaciones si te has perdido. Pero ni se te ocurra detenerte en mitad de la acera en Times Square para responder un Whatsapp o acabarás arrollado por la multitud entre miradas de odio por haberles hecho perder un segundo de sus valiosísimas y ajetreadas vidas.
Nueva York es la ciudad donde todo ocurre. En Washington Square Park puedes presenciar partidas de ajedrez callejeras dignas de Bobby Fischer, puedes sentirte a miles de kilómetros con sólo escuchar el característico sonido oriental del instrumento que tocan junto a los puestos de pescado en Chinatown, puedes ser testigo del nacimiento de la próxima banda del momento en el metro de Penn Station, o puedes asistir al último estreno de cine con intervención del director incluida. Todo en el mismo día.
El día que llovió dinero en la Asamblea General de Naciones Unidas
Todo parecía normal aquella tarde de septiembre en la ONU. Las largas esperas de los controles de seguridad para entrar al edificio, Ban Ki-moon dando su discurso de bienvenida… Hasta que de repente se apagan las luces de la sala de la Asamblea General y comienzan a proyectar una filmación a lo largo de todas las paredes, con citas llamando a la paz, peticiones y denuncias a los abusos del capitalismo. Se trataba de la inauguración del mural War and Peace, la obra del artista brasileño Candido Portinari, a la que acudí invitada por el IIE. Para el evento, varios miembros del equipo artístico prepararon una performance con lluvia de billetes (falsos) incluida. El suelo acabó cubierto de una alfombra de dólares y euros. El efecto fue extraordinario.
Más de 30 países en una sola habitación
El reto: conseguir hablar con cada uno de los estudiantes con los que asistí a la Orientation Week de Fulbright en Idaho a finales de agosto. Como periodista, compartir cinco días con estudiantes de decenas de países distintos fue la gran oportunidad para conocer culturas y experiencias únicas. ¿Cómo está la situación política en Egipto? ¿Y la democracia en Libia? ¿Sigue creciendo la economía de Brasil? ¿Qué papel están jugando los jóvenes en el desarrollo de libertades en Turkmenistán? Poder hablar de estos temas con personas involucradas en el progreso de su país fue sin duda lo mejor de la semana de orientación.
Saludar a Madeleine Albright
Lo típico, estás debatiendo con estudiantes y profesores sobre «Responsibility to Protect» (la guía que sirve para regir las intervenciones de Estados Unidos en otros países en cuestiones humanitarias) y aparece Madeleine Albright para compartir sus comentarios sobre el tema. Fue en SCUSA, la conferencia anual sobre Relaciones Internacionales que organiza el ejército estadounidense en la academia militar de West Point. La exsecretaria de Estado fue la elegida para dar el discurso principal de la conferencia, en el que señaló la importancia de abordar la desigualdad en el mundo actual, y antes de ello, asistió a los grupos de discusión con los estudiantes. Entre las curiosidades de la vida en West Point: los cadetes de primer año no pueden hablar a menos que se encuentren en su habitación; en el comedor sirven el desayuno, almuerzo y cena a 2.000 cadetes a la vez (¡¡¡2.000!!!); dan medallas a los que sacan mejores notas; y, al igual que en cualquier otra universidad, también hay que hacer decenas de papers al año, con la diferencia de que en verano la tarea es ensayar tácticas militares.
Y los Fulbrighters, por supuesto.
Desde un neozelandés que está estudiando los mosquitos, hasta una ucraniana que consiguió una beca para impulsar su talento como ilustradora, pasando por un español experto en sistemas GPS, un afgano que está analizando cómo la música puede ayudar a tratar enfermedades, u otra española que está investigando la resolución de conflictos internacionales. Esta es una pequeñísima muestra de la promoción de este año. En un encuentro de becarios puedes encontrarte inmerso en una conversación entre ingenieros y expertos en salud pública, compartiendo ideas y proyectos. Como dicen, ‘the sky is the limit’.
Muchas gracias a Fulbright España y al Corte Inglés y Fundación Ramón Areces por esta gran oportunidad.
Monica Parga de la Maza
2015 Fulbright /Corte Inglés – Columbia University School of Journalism