Hace unas semanas se suicidaba en Nueva York un ex profesor de Princeton, el español Antonio Calvo, que acababa de ser expulsado de su puesto de trabajo con una celeridad y unos modos atípicos. La Universidad no da explicaciones sobre su cese, supuestamente para proteger su intimidad; pero las filtraciones que ha habido más bien sugieren una maniobra de mobbing y de histeria sobre corrección política, al estilo de las narradas en novelas como The Human Stain de Philip Roth. Durante unos días salieron noticias (ver Google) pero parece que la investigación se detiene sin que Princeton abra ningún expediente sobre el caso ni depure responsabilidades sobre una posible manipulación interesada de sus mecanismos de orden interno. Aquí hay una página de Facebook sobre el caso, donde se ve la evolución de la noticia y su (digamos) muerte gradual. Si va a haber justicia para Antonio Calvo, no parece que vaya a ser en Princeton. Es la cara fea de la Universidad norteamericana, que también la tiene.